Estuve leyendo diversas publicaciones sobre Dinamarca y su sistema tributario, debido a un titular que llamó mi atención, pero antes de compartirles lo que leí, quería asegurarme que fuera cierto. Aunque nos parezca increíble, los daneses se sienten felices de pagar impuestos. Su sistema tributario es parecido al nuestro en cuanto a estructura, pero con tasas más altas en la mayoría de los casos. Por ejemplo, para las personas físicas, tienen una tasa progresiva, lo que significa que mientras más ganas, más impuestos pagas. La tasa de las personas físicas en Dinamarca va de 8% a 55% (la nuestra va de 0% a 25%). Para las empresas, la tasa del impuesto a la renta es de 22%, mientras que la nuestra es un 27%. El impuesto al consumo (equivalente al ITBIS) es de 25% (el nuestro es 18%). Entonces ¿porque si los daneses tienen tasas más altas, se sienten “cómodos” pagando sus impuestos al punto que, a mediados de 2017, el gobierno Danés anunció una reducción en las recaudaciones y el pueblo no quiere aceptar?
La respuesta es que los ciudadanos daneses saben que las contribuciones que hacen al Estado son bien administradas. Dinamarca cuenta con la percepción social de la corrupción más baja del planeta. Ocupa el puesto número 1, junto con Nueva Zelanda, en el índice de percepción de corrupción que realiza el Foro de Transparencia Internacional cada año. La República Dominicana ocupa el puesto 135 de 180.
Los daneses están seguros que sus contribuciones se devuelven en servicios. Tienen educación de calidad asegurada y gratuita. Su tasa de desempleo es de apenas 4% aproximadamente. Tienen ayuda de desempleo, las empresas no tienen tantas cargas sociales porque el Estado garantiza a sus ciudadanos una vejez digna. Los servicios de salud son eficientes, el sistema de transporte público por igual.
Entonces, ¿porque deberíamos querer ser como Dinamarca? Se me ocurren varias respuestas:
Porque el Gobierno se preocupó por educar a la gente para que entiendan su deber de tributar y el estado de bienestar colectivo que resulta. Aun cuando ha sido un proceso de concienciación de muchos años, a largo plazo el resultado es más sostenible.
Porque a la par con las recaudaciones, la administracion de esos fondos es eficiente. La gente tiene la seguridad de que sus aportes al sistema es un beneficio colectivo que a la larga todos disfrutan, incluyendo al propio individuo.
Porque es un sistema justo, paga más quien más puede.
Nosotros, por el contrario, hemos aumentado recaudaciones creando una “percepción de riesgo” que, si bien resulta útil en el corto plazo, no es suficiente. Debemos administrar mejor nuestros recursos y educar a los ciudadanos, sin importar la edad.
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