En los últimos años hemos visto el auge del emprendimiento como una forma de independizarnos, no cumplir horarios, no tener jefes y lograr otro estilo de vida. Solo vemos las “bondades” del emprendimiento sin meditar lo que realmente conlleva ser emprendedor.
Por definición, el emprendedor es quien identifica una idea de negocio, y acciona para lograr un proyecto empresarial. Como tal, un emprendedor pasa a convertirse en empresario y a lo largo de varios tropiezos, al menos en nuestra sociedad, identifica que debe aprender a manejar otras áreas que no necesariamente son de su gusto como la contabilidad y los impuestos.
Ser empresario implica ver la empresa desde una óptica integral, verla como un todo para identificar que tan bien funcionan sus partes en conjunto, pero, además, debemos verla desde adentro, desde lo micro porque también debemos verificar que cada parte de la empresa funciona bien en si misma. Es como ver el negocio desde el zoom in y en zoom out. Un panorama amplio del negocio nos da una visión clara para tomar decisiones estratégicas, mientras que una visión especifica de un área, nos permite mejorar ineficiencias de estas áreas.
Al ser empresarios el recurso humano es clave. Debemos tener personas estratégicamente ubicadas en los distintos departamentos para que ellos puedas funcionar por si mismos y nos den información clave, oportuna y precisa para poder tomar decisiones. Cada una de estas personas nos da una pieza del rompecabezas que nosotros debemos armar. Para ello necesitamos entender cada una de las áreas que conforman nuestro negocio: servicio al cliente, ventas, mercadeo, finanzas (incluyendo contabilidad e impuestos) manejo de personal.
Solo así, entendiendo cada una de esas áreas podremos buscar soluciones de mejora y encaminar los esfuerzos individuales en el cumplimiento de las metas, que en conjunto y como equipo queremos alcanzar.
Al ser empresarios, nuestra mentalidad debe cambiar y expandirse. Nuestro rol dentro del negocio cambia aun cuando iniciemos con un solo empleado (nosotros). Desde ese momento hay que tener proyección de donde estamos y a donde queremos llegar. Así es como podemos identificar en cual momento debemos empezar a delegar funciones y específicamente cuales funciones delegar. Es mejor iniciar por aquellas en las que tenemos menos conocimiento para ejecutarlas, porque al dejarlas en manos de expertos podemos garantizar haber hecho una buena inversión y obtener mejores resultados.
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