El 73% de las personas de la encuesta que hice en mis redes sociales dijeron que la remisión de informaciones a través de los formatos de envío de datos 606 y 607 fue “horrible”. Ahora estas herramientas de envío de datos requieren minuciosos detalles que, bien es cierto, obligan a los contribuyentes a ser más transparentes, y también resulta en un proceso bastante engorroso, de nuestro ya sabido sistema tributario complejo.
Al remitirnos a los instructivos de llenado, resulta que los mismos aportan informaciones básicas que dejan muchas dudas por responder ante quienes se ven obligados a hacer la remisión de informaciones. Esto, aunado a la percepción de riesgo que ha tenido como meta la Dirección General de Impuestos Internos (DGII), las personas se preocupan más por la posibilidad de cometer errores. Todos sabemos que cuando se trata de impuestos los errores se pagan con dinero, y últimamente con cárcel.
Una de las dudas más comunes es la forma de remitir los comprobantes emitidos de “consumo”, antes conocidos como de “consumidor final”. Éstos pueden estar incluidos dentro del reporte 607 cuando son mayores a los cincuenta mil pesos (RD$50,000); o cuando son inferiores a esta suma, solo se indica la cantidad de comprobantes de consumo emitidos y el saldo total de ingreso, no en la herramienta que provee la DGII, sino en la propia Oficina Virtual, al momento de hacer la remisión de las informaciones de venta.
También me enteré de un caso en donde una persona bastante proactiva, que lleva al día el cumplimiento de sus obligaciones fiscales, se vio abrumada con estos nuevos formatos. Al no sentirse seguro de cómo llenarlos, se dirigió a su oficial de cuentas de la DGII en busca de guías, y la respuesta que obtuvo fue “nosotros no estamos para eso”. Pero, ¿qué dice el punto II de la Carta de Derechos de los Contribuyentes publicada por la propia DGII? Dice: Usted tiene el derecho a recibir información completa, precisa, clara y oportuna sobre cómo cumplir con sus obligaciones de acuerdo a su situación tributaria. Los contribuyentes deben estar en conocimiento de esta realidad y exigir sus derechos.
Señores, seamos serios, no somos enemigos. La DGII debe hacer las tareas necesarias para recaudar, pero no oprimiendo a los contribuyentes. Hagámoslo bajo un ambiente de colaboración. Eduquemos a las personas para que se sientan orientados a cumplir con sus obligaciones tributarias sin que sea por “miedo”, sino, más bien, porque es lo correcto. Para eso eduquemos a los que hoy son adultos, y especialmente a los pequeños.
También es necesario simplificar el cumplimiento. Si de por sí la gente no entiende cómo ejercer su obligación de pago de impuestos, tampoco lo podemos complicar más.
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